martes, 18 de enero de 2011

Teresa de Calcuta

La Madre Teresa de Calcuta (Uskub, Imperio Otomano -actual Skopje, Macedonia-, 26 de agosto de 1910 — Calcuta, India, 5 de septiembre de 1997), nacida como Agnes Gonxha Bojaxhiu (se pronuncia: [aɡˈnɛs ˈɡɔndʒa bɔjaˈdʒiu]) fue una monja católica albanesa que se radicó durante décadas en la India, y fundó las Misioneras de la Caridad en 1950. Durante más de cuarenta años ayudó a los pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, y fue también quien guió a su fundación en diversos países del mundo hasta pocos meses antes de su muerte. Tras su deceso fue beatificada por el Papa Juan Pablo II, por lo que se le dio el título de Beata.

Ya en la década de 1970 era conocida internacionalmente, tenía una importante reputación humanitaria y era considerada una relevante defensora de los pobres. En 1979 obtuvo el Premio Nobel de la Paz, y un año después, en 1980 y en la India, el presidente Neelam Sanjiva Reddy, en presencia de la Primer Ministro Indira Gandhi, le otorgó uno de los mayores galardones civiles de esa nación, el premio Bharat Ratna, que sólo se había concedido a presidentes y jefes de Gobierno hasta entonces.

Ha recibido elogios de diversos gobiernos, organizaciones y personalidades, aunque también recibió críticas, como las de los cronistas Christopher Hitchens, Michael Parenti, Aroup Chatterjee y la agrupación Vishva Hindu Parishad. A su vez, algunas revistas médicas realizaron objeciones sobre el estado financiero de sus instituciones y la atención médica prestada. En 2010, en el centenario de su nacimiento, fue homenajeada en todo el mundo, y su trabajo fue elogiado por la presidenta india Pratibha Patil.

Infancia y juventud
Agnes Gonxha Bojaxhiu, tal su verdadero nombre, nació el 26 de agosto de 1910 en la ciudad de Uskub,[6] en el Imperio otomano (actualmente Skopje, capital de la República de Macedonia) que en aquel entonces era una pequeña ciudad de veinte mil habitantes bajo el dominio turco, pero que había pertenecido durante mucho tiempo a Albania.

Tuvo dos hermanos: Lázaro (1907-1981) y Age (1904-1973), y sus padres fueron Nikolle Gonxha (1878-1919) y Dranafile Bojaxhiu (1889-1972), un matrimonio exiliado. Su padre, que estaba involucrado en la política de Albania, murió en 1919 a los 41 años cuando ella tenía tan solo ocho, luego de que hubiera sido trasladado a un hospital por una sensación de malestar tras una comida (supuesto envenenamiento). Después de su misteriosa muerte, su madre se encargó de la crianza de sus hijos, quienes concurrían usualmente a la Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón y estudiaban en la escuela estatal
«Desde que era muy joven sentía esa vocecilla interna que me decía "tienes que hacer algo", "no puedes quedarte con los brazos cruzados", "si tú no lo haces, nadie lo hará", y esa voz me ha acompañado el resto de mi vida y es la que me ha llevado a estar trabajando hasta el final de mis días. Pero, no, nunca pensé en la jubilación como ustedes lo entienden, sería más un retiro en mi lenguaje, pero esa voz no paraba y me hacía seguir.»
Madre Teresa.

Recibió su Primera comunión a la edad de cinco años, y a los seis la Confirmación. Para los doce años, ya estaba convencida de que se dedicaría al cristianismo. De niña, Gonxha ingresó a la congregación de las Hijas de María, que tenía una filial en su parroquia.

Primeras labores
De acuerdo a su biógrafo Joan Graff Clucas, en sus primeros años Agnes se interesaba muchos por las historias de los misioneros y sus trabajos en Bengala. A la edad de 18 años, se dirigió con una amiga a la Abadía de Loreto en Irlanda para aprender el idioma inglés con el cual las Hermanas enseñaban a los niños en su escuela de la India. Llegó a aquel país en 1929 y comenzó su período de formación en Darjeeling, cerca de las montañas del Himalaya. Hizo sus primeros votos de pobreza, castidad y obediencia como monja el 24 de mayo de 1931: en ese momento eligió el nombre de Teresa en honor a Thérèse de Lisieux, la santa patrona de las misioneras; convirtiéndose en «Esposa de Cristo para toda la Eternidad» y en miembro de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto, a la cual se había integrado luego de varias labores llevadas a cabo en Viena, Berna, París, Londres y Dublín.
«La experiencia que me hizo decidirme a trabajar dedicada a los más pobres, fue un 10 de septiembre de 1947, cuando caminando por las calles de Calcuta tropecé con el cuerpo de una mujer moribunda, la levanté, caminé hasta un hospital cercano y pedí una cama para ella; la mujer murió en esa cama, la primera, la única y la última cama que tuvo en su vida. Esta imagen me seguía y me preguntaba porque Dios permitía eso, en el silencio de la noche encontré la respuesta, Dios me dijo: "claro que he hecho algo para solucionar esto, te he hecho a ti".»Madre Teresa.

A pesar de aquel logro, ella estaba muy perturbada por la extrema pobreza que atravesaba la región, agravada por la hambruna de Bengala en 1943 y la violencia entre hindúes y musulmanes en agosto de 1946. Continuó enseñando en el Colegio Santa María, convirtiéndose en directora del centro en 1944.

El 10 de septiembre de 1946 se «sintió llamada por Dios» y luego hizo uno de sus retiros anuales. Ella comentó: «Iba a dejar el convento y ayudar a los pobres, viviendo entre ellos. Era una orden. Si fracasa, se había de romper la fe.» Teresa comenzó su labor entre los más necesitados en 1948, cuando adoptó la ciudadanía india y el Papa Pío XII, el 12 de abril de aquel año, la autorizó a salir del convento, entregándose por completo a los pobres. Asentada en los barrios más precarios y portando un sari blanco con bordes azules, colaboró en una escuela de Motijhil, atendiendo las necesidades de los indigentes y hambrientos. Sus esfuerzos rápidamente sorprendieron a la población, incluso al primer ministro de aquel momento, quien expresó su agradecimiento. Ella recordaba que en sus primeros años había tenido diversos problemas económicos debido a la falta de ingresos y suministros. Recibió entrenamiento de enfermera durante tres meses en Patna con las Hermanas Misioneras Médicas de Norteamérica y retornó en Navidad a la India donde realizó la mayor parte de su obra.

«Nuestra misión es cuidar de los hambrientos, los desnudos, los sin hogar, los lisiados, los leprosos, toda esa gente que se siente indeseada, rechazada, sin cariño, para traerlos de vuelta a la sociedad, a esa sociedad para la que se han vuelto una carga y los evita.»
Madre Teresa.


Las Misioneras de la Caridad
Su trabajo inicial fue enseñarles a leer a los niños sin vivienda y para el 7 de octubre de 1950, recibió una autorización de la Santa Sede (Vaticano) para iniciar una congregación diocesana, la cual denominó las Misioneras de la Caridad.

En varios reportajes, expresó que «su misión era velar por los hambrientos, los desnudos, los sin techo, los lisiados, los ciegos, los leprosos, cuidar de toda esa gente que se siente indeseada, desamada, desprotegida por toda la sociedad, personas que se han convertido en una "carga" para la sociedad y son rechazadas por todos.» Inicialmente, su congregación solo tenía 13 miembros, pero actualmente posee más de 4000 integrantes y más de 500 misiones en aproximadamente 63 países. Las misioneras, en la actualidad, se presentan activamente en orfanatos, hospicios y centros de sida en todo el mundo para el cuidado de los refugiados, las personas con discapacidad visual o auditiva, ancianos, alcohólicos, pobres, entre otros.

En 1952, inauguró el primer establecimiento gratuito para enfermos, para el cual se debió modificar un antiguo templo hindú dedicado a la diosa Kali. El lugar fue nombrado por la religiosa como «Kalighat, la Casa del Corazón Puro». A pesar de que varios de los ingresados murieron al poco tiempo debido a su estado de salud, tuvieron la oportunidad de «morir con dignidad» –como ella decía–. Además los enfermos que ingresaron a la institución realizaban varias actividades: los musulmanes leían el Corán, los hindúes recibieron agua del río Ganges y los católicos recibían los sacramentos que carecían. En septiembre el presidente Rajendra Prasad le otorgó el galardón Padma Shri u Orden de Loto y continuamente, el Premio Magsaysay, reconociéndola como «una de las mujeres más beneméritas de Asia». Después fundó el centro Shanti Nagar para aquellos individuos que padecían la enfermedad de Hansen, comúnmente conocida como lepra. Las Misioneras de la Caridad establecieron varias clínicas y otorgaron medicamentos, vendas y alimentos a las personas. El Papa Pablo VI, con ocasión de su viaje a Bombay, le regaló un vehículo Lincoln, el cual fue instaurado en una subasta y con el dinero obtenido, la Madre Teresa organizó un establecimiento para leprosos denominado «Ciudad de la Paz», muy similar a «Don de la Paz», un centro de rehabilitación fundado por Teresa con el dinero que obtuvo junto con el Premio Juan XXIII.

A medida que ascendía la cantidad de niños abandonados, organizó proyectos para ayudarlos. En 1955 abrió la institución el «Hogar del Niño del Inmaculado Corazón», para los huérfanos y los jóvenes sin hogar. Para los primeros años de la década de 1960 ya había inaugurado diversos hospicios, orfanatos y casas de leprosos en toda la India. En 1963 se inauguró los Hermanos Misioneros de la Caridad, en 1981 inició el Movimiento Corpus Christi para Sacerdotes y en 1984 la Madre Teresa fundó los Padres Misioneros de la Caridad junto al sacerdote Joseph Langford. También amplió su orden en todo el mundo, comenzando en Venezuela en 1965, contando tan solo con cinco Hermanas; mientras que para 1968 su congregación ya existía en Roma, Tanzania y Austria, hasta que se abarcó gran parte de Asia, África, Europa y los Estados Unidos.

«Cuando alguien muere, podemos tener la certeza de que ha vuelto a su hogar, al lado de Dios. Ese también será nuestro lugar, al que tendremos que regresar un día...Todas las almas son valiosas a los ojos de Jesucristo, que pagó por su redención con su propia sangre...En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de sí mismos y ha de sentirse hasta que haga daño.»
Madre Teresa.

Entre el 26 de marzo y el 16 de diciembre de 1971 ocurrió la Guerra de Liberación de Bangladesh, batalla entre la India y Pakistán, que produjo varias violaciones a mujeres, muchas de las cuales se suicidaron, enloquecieron y otras huyeron. Además, se les había prohibido contraer matrimonio y tener hijos. La Madre Teresa junto a sus Hermanas establecieron sitios para acogerlas y brindarles todos los cuidados que necesitaran, y el Gobierno otorgó la asistencia de unas 15 Hermanas más debido a la gran cantidad de necesitadas. Luego fueron alentadas para que volvieran a reconstruir su matrimonio, adoptar hijos y regresar a sus pueblos, motivo por el cual recibieron el agradecimiento del Primer Ministro, quien relató que estas jóvenes deberían ser consideradas «heroínas nacionales».

El reconocimiento que obtuvo estuvo intercalado por críticas. El autor David Scott escribió que la Madre Teresa se «limitó a mantener viva a la gente en lugar de luchar contra la pobreza en sí». Medios gráficos como The Lancet y el British Medical Journal, publicaron que «la calidad de atención que se brindaba a gente con enfermedades terminales era baja, al igual que las condiciones de vida», respectivamente. A su vez, se originaron rumores de la reutilización de agujas hipodérmicas y del uso de agua fría para el aseo de los refugiados. El doctor Robin Fox, editor de una de las revistas anteriores, describió la atención médica como «fortuita, con voluntarios sin conocimientos médicos que tuvieron que tomar decisiones sobre el cuidado del paciente, debido a la falta de doctores».


Caridad internacional
En 1982, con motivo del Sitio de Beirut, encabezado por el ejército israelí y las guerrillas palestinas, la Madre Teresa rescató a 37 chicos atrapados en un hospital: acompañada por trabajadores del movimiento humanitario Cruz Roja, visitó y recogió a varios jóvenes de un hospital devastado por la guerra. A finales de los años 1980 y en Europa Oriental, ella amplió sus esfuerzos en los países comunistas, que la habían ignorado anteriormente. Afrontó críticas sobre su constante lucha contra el aborto y el divorcio. En 1986 visitó Cuba y se entrevistó con el mandatario Fidel Castro.

Se trasladó a la Unión Soviética y viajó para atender y asistir a los hambrientos en Etiopía, las víctimas de Chernobyl y las de un terremoto de Armenia. Por ese gesto las autoridades comunistas le otorgaron la Medalla de Oro del Comité Soviético de Paz y le dieron permiso para instalar un centro de la congregación en ese Estado. En 1991 volvió a su país natal por primera vez y abrió una casa de Hermanos Misioneros de la Caridad en Tirana.
«Por una cosa ruego siempre: por los jóvenes. Es hermoso ver a un joven que ama a una joven, y viceversa; pero asegúrense de que el día en que se casen, tengan un corazón puro; que sea un corazón virtuoso, lleno de amor. Un corazón transparente, inocente lleno de humildad.»
Madre Teresa.

En 1994, Christopher Hitchens al igual que la revista alemana Stern, acusaron duramente a la Madre en un polémico documental para la televisión, en donde la trató de «ángel del infierno» y la culpó por ser «demagoga, oscurantista y sirviente de las potencias occidentales», aduciendo que su objetivo no era el de ayudar a enfermos y moribundos sino el de realizar un movimiento contra los anticonceptivos y el aborto. También, se indicó que había aceptado donaciones de la familia Duvalier, de Haití, y 1,4 millones de dólares de Charles Keating, involucrado en un escándalo de ahorros y préstamos a fines de la década de 1980. El vicefiscal del distrito de Los Ángeles, Paul Turley, le envió un comunicado para que devolviese el dinero donado a la gente que había estafado el propio Keating.

Para 1996, ella estaba operando 517 misiones en más de 100 países. Poseía ya unos 450 centros de ayuda en todo el mundo y los principales establecimientos para personas con sida en Estados Unidos se hallaban en Nueva York y Washington.

Colette Livermore, un ex Misionero de la Caridad, describió sus razones por la cual abandonó el establecimiento en un libro que publicó. Él comentó que la «teología del sufrimiento» de la Madre tenía sus fallas, a pesar de ser una persona buena y valiente. Aunque ella instruyó a sus seguidores sobre la importancia de difundir el Evangelio a través de acciones en lugar de lecciones teológicas, Livermore no podía conciliar esto con algunas de las prácticas de la organización.

También fue criticada por los ortodoxos y los ultranacionalistas hindúes que, alabando su obra social, manifestaron su desconfianza sobre los motivos de su acción. Bal Thackeray, jefe de una organización ultranacionalista en el poder en Bombay, la acusó de intentar convertir a los hindúes al cristianismo.
«La humildad de Dios reside en que nos utiliza a ti y a mí para llevar a cabo su gran obra. No debemos apartarnos de las tareas humildes porque son labores que nadie quiere hacer. Nada es demasiado insignificante. Somos tan pequeños, que miramos todo desde una óptica de pequeñez. Pero el Señor, siendo todopoderoso, ve hasta lo más pequeño como grande.»
Madre Teresa.

Cuando en agosto de 1996 se temió por la vida de la Madre Teresa por su grave salud, Samir Bandhopadhyay, uno de los once responsables del principal templo hindú de Calcuta, declaró: «La mayor parte de los brahmanes no piensa que haga mucho bien a las masas, porque su objetivo último es la conversión. Nosotros desconfiamos de las misioneras». Contrariamente, el reverendo Noel Sen, pastor del templo protestante de San Pablo, en Calcuta, consideraba que ella se había convertido en «una santa en vida» y que su obra «hablaba» por ella.


Vida espiritual
Analizando sus obras y logros, el Papa Juan Pablo II le preguntó en una ocasión de dónde encontraba la fuerza y la perseverancia para ponerse totalmente al servicio de los demás. Ella le respondió que la encontró en la oración y en la contemplación religiosa de Jesucristo.

La Madre Teresa confesó que, en una de sus «crisis de fe», sentía que había perdido el sentimiento de cercanía con Dios, algo que muchas personas malinterpretaron, por lo que el reverendo Brian Kolodiejchuk, el funcionario responsable de reunir los elementos de prueba para su santificación, explicó que la fe de Dios en la Madre permanecía inalterada. Sin embargo, otros santos también han experimentado dudas religiosas y la misionera describió, después de diez años, que había tenido «un corto lapso de fe renovada» tras el fallecimiento del Papa Pío XII en otoño de 1958. Pero, cinco semanas más tarde, admitió regresar a sus dificultades.

«La gente a menudo no es razonable, es ilógica y egoísta; perdónalos de todas formas. Si eres amable, la gente puede acusarte de egoísta o tener intenciones ocultas; sé amable de todas formas. Si tienes éxito, te ganarás algunos falsos amigos y algunos verdaderos enemigos; ten éxito de todas formas. Si eres honesto y franco, la gente puede engañarte; sé honesto y franco de todas formas. Lo que tú puedes estar años construyendo, alguien podría destruirlo en una noche; construye de todas formas. Si encuentras la serenidad y felicidad, la gente puede sentir celos de ti; se feliz de todas formas. El bien que haces hoy, la gente posiblemente lo olvidará mañana; haz el bien de todas formas. Da al mundo lo mejor que tengas, e incluso podría no ser suficiente; da al mundo lo mejor que tengas de todas formas. Sabes, en el análisis final, se trata de algo entre Dios y tú; nunca entre tú y la gente de todas formas.»
Madre Teresa.

Escribió muchas cartas a sus confesores y superiores durante un período de 66 años. Ella había pedido luego que las cartas fueran destruidas, pero éstas fueron recopiladas en el libro Madre Teresa: ven y sé mi luz. Cuando le envió un comunicado al confidente espiritual Michael van der Peet ella le escribió «Jesús tiene un amor muy especial para usted» y también le pidió que rezara por «el enorme vacío y silencio que sentía interiormente».

Una notable cantidad de medios de comunicación se han referido a los escritos de la religiosa como una indicación de «crisis de fe». Nuevamente, Hitchens dijo que esos comunicados fueron hechos para «otorgarle publicidad a la Madre a pesar de sus creencias personales y acciones». Contrariamente, el Vaticano confirmó que las cartas no harían detener su «camino hacia la santidad».

En su primera encíclica Deus Caritas Est, Benedicto XVI mencionó a Teresa de Calcuta tres veces: el actual Papa confirmó allí que la oración es una fuente inagotable para realizar todo tipo de acciones relacionadas con la bondad. Por su parte, la misionera explicó sobre el orar: «Es sólo por la oración mental y lectura espiritual que podemos cultivar el don de la oración.»

Ella se confesó como admiradora de San Francisco de Asís. Todas las mañanas, las Hermanas recitan la oración de la paz de ese santo durante la acción de gracias después de la Comunión. El ya mencionado diácono hizo hincapié en la pobreza, la castidad, la obediencia y la sumisión a Cristo. También dedicó gran parte de su propia vida al servicio de los pobres, especialmente a los leprosos en la zona donde vivía.

Reconocimientos y recepción
En la India

En este país fue galardonada en múltiples ocasiones, como en 1962, cuando recibió por parte del gobierno el Padma Shri. Décadas sucesivas, continuó obteniendo premios, como el Jawaharlal Nehru de 1972 y, en 1980, el más alto galardón civil de la India: el Bharat Ratna, el cual se le otorgó por sus importantes servicios al país. Su biografía oficial fue publicada recién en 1992 por el funcionario indio Navin Chawla.

Aroup Chatterjee, que nació y creció en Calcuta pero vivió en Londres, apuntaba que «ella no era una entidad significativa en Calcuta». El ya mencionado autor criticó a la Madre Teresa por la promoción de una «imagen negativa de su ciudad». El importante partido político fundado en 1980, Bharatiya Janata Party, se opuso a la Madre pero la elogió luego de su muerte, enviando un representante para su funeral. Por su parte, la organización Vishva Hindu Parishad no apoyó la decisión del gobierno de realizar un funeral de estado.

«Usted se sorprenderá cuando le diga que en los barrios más pobres de muchas ciudades donde vivimos y trabajamos, al abordar a las personas que viven en casuchas, lo primero que nos piden no es pan ni ropa, pese a que muchas se están muriendo de hambre y andan casi desnudas. Nos piden que les enseñemos la palabra de Dios. La gente tiene hambre de Dios. Anhela escuchar su palabra.»
Madre Teresa.

El secretario Giriraj Kishore dijo que «su primer deber era la Iglesia y el servicio social fue incidental» y la acusó de favorecer a los cristianos y llevar a cabo «bautismos secretos» en los moribundos. Pero en un recordatorio de la revista Frontline negó esas acusaciones como «patentemente falsas» y dijo que lo que habían hecho «no influye en la percepción pública de su trabajo, especialmente en Calcuta». También el autor del homenaje en aquella publicación elogió su valentía y energía.

El 28 de agosto de 2010, en conmemoración a su centenario, la presidenta Pratibha Patil expresó: «Vestida con un sari blanco con bordes azules, ella y las Hermanas de las Misioneras de la Caridad se convirtieron en un símbolo de esperanza para muchos ancianos, indigentes, desempleados, enfermos y abandonados por sus familias.»

En el resto del mundo
En 1962 recibió el Premio Ramón Magsaysay destinado a «perpetuar su ejemplo de integridad en el gobierno, valiente servicio a la gente y el idealismo pragmático en una sociedad democrática, destacando el trabajo en el sur o este de Asia.» A principios de 1970, la Madre Teresa se había convertido en una figura relevante para la religión en todo el mundo. En 1969 se estrenó Algo bello para Dios, de Malcolm Muggeridge, quien publicó un libro con el mismo nombre en 1972. Durante el rodaje, el material fotográfico se obtuvo en lugares con poca iluminación por lo que se creyó que iba a ser de baja calidad, pero al momento de la revelación de las imágenes, éstas se encontraban correctamente. Tiempo después, Muggeridge comentó que el hecho significó «un milagro de la Madre Teresa» y se dedicó al catolicismo.
«A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.»
Madre Teresa de Calcuta.

En 1971 el Papa Pablo VI, quien estuvo en su cargo durante más de 15 años, le entregó el Premio de la Paz Juan XXIII, elogiando su labor con los pobres, la visualización de la caridad cristiana y sus esfuerzos por la paz. A éste le siguió el Premio Templeton en reconocimiento al progreso de los valores religiosos, y en 1976 recibió el Premio Pacem in Terris.

Teresa fue felicitada por diversos gobiernos y organizaciones civiles. Fue designada Compañera de Honor de la Orden de Australia en 1982 por «el servicio a la comunidad de Australia y de la humanidad en general». A su vez, Reino Unido y Estados Unidos le otorgaron honores de forma consecutiva, como la Orden de Mérito en 1983 (RU) y la designación de Ciudadana Honoraria de EEUU el 16 de noviembre de 1996, pocos meses antes de su muerte. Su país natal, Albania, le dio la Condecoración de Oro de la Nación en 1994: la aceptación de éste junto con la atribución de otro honor por parte del gobierno de Haití, ha sido objeto de controversia.

Diversas universidades, ya sean de Occidente o de Oriente, le han concedido varios títulos honoríficos. Otros premios abarcan el Balzan de 1978 para la «promoción de la humanidad, la paz y la hermandad entre los pueblos», y el reconocimiento internacional Albert Schweitzer (1975).

En 1979 se le atribuyó su máximo galardón, el Premio Nobel de la Paz, «al trabajo emprendido en la lucha para superar la pobreza y angustia, lo cual constituye una amenaza para la paz.» El honor, fundado por Alfred Nobel, constituía 192.000 dólares, los cuales fueron invertidos para los pobres de la India. Cuando la Madre Teresa recibió el premio, se le preguntó, «¿Qué podemos hacer para promover la paz mundial?» y ella respondió «Vete a casa y ama a tu familia». En su conferencia sobre el premio que le entregó el rey Olaf V de Noruega, la religiosa dijo: «Lo acepto para la gloria de Dios y de su pueblo, el más pobre entre los pobres». También apuntó a que el aborto es «uno de los mayores destructores de la paz».

«No basta con que digamos: "Yo amo a Dios pero no amo a mi prójimo". San Juan dice que somos mentirosos si afirmamos que amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo. Es muy importante para nosotros darse cuenta de que el amor para que sea auténtico tiene que doler.»
Madre Teresa.

Hacia el final de su vida, la Madre Teresa obtuvo críticas de el ya nombrado Hitchens, quien fue el encargado de coescribir y narrar el documental El Ángel del infierno, transmitido para los británicos por Canal 4, cuya realización estuvo alentada por Aroup Chatterjee. Por su parte, Hitchens amplió sus objeciones en el libro La posición del misionero (1995). Chatterjee confesó que la Madre y sus biógrafos se habían negado a colaborar en sus investigaciones, y que ella no pudo «defenderse» de la crítica occidental, del informe publicado por el diario británico The Guardian que atacó a la condición de sus orfanatos ni del documental Madre Teresa: tiempo para el cambio, que fue difundido en varios países europeos.

En el primer aniversario de su deceso, la revista alemana Stern lanzó un artículo que hablaba sobre las cuestiones financieras y el gasto de las donaciones. Otros comentarios provinieron de Tariq Ali, un miembro del comité de la editorial New Left Review, y del periodista de investigación irlandés Donal MacIntyre.

Al momento de su muerte, el Primer Ministro de Pakistán Nawaz Sharif dijo que ella era «una persona extraña y "única" que vivió mucho tiempo para propósitos más elevados. Su devoción por la vida para el cuidado de los pobres, los enfermos y los desfavorecidos es uno de los mejores ejemplos de servicio a nuestra humanidad.» El ex-Secretario General Javier Pérez de Cuéllar expresó: «Ella es la paz en el mundo». Fue apoyada por la organización Galuup, con sede central en Washington, y en 1999 fue considerada como «la más admirada del siglo XX» por una encuesta de Estados Unidos.

Disminución de la salud y muerte
Luego de su visita al Papa Juan Pablo II, con el que viajó en el papamóvil en 1983 y 1986, sufrió en Roma un ataque al corazón y finalmente, tras un segundo episodio en 1989, recibió un marcapasos artificial. En 1991 se recuperó de una neumonía y de una intervención quirúrgica, y durante una estadía en México tuvo más problemas cardíacos. Oponiéndose a continuar en su cargo como jefa de las Misioneras de la Caridad, por medio de votos sus compañeras eligieron que aún permaneciera, y aceptó. En 1993 fue ingresada en el Hospital de las Naciones Unidas de Nueva Delhi a raíz de una congestión pulmonar, que le provocó entre otros síntomas, fiebre.

En abril de 1996 la Madre Teresa se cayó y se fracturó la clavícula. Para agosto, sufría malaria, infección en un pecho e insuficiencia en el ventrículo izquierdo de su corazón, por el cual debió intervenirse quirúrgicamente. A su vez, su estado se agravó porque no se alimentaba correctamente debido a la gran cantidad de actividades que debía cumplir. Además padecía artritis y problemas de visión.

Cuando se enfermó nuevamente, tomó la controvertida decisión de ser tratada en un hospital bien equipado en California (EEUU), en lugar de sus propias clínicas. El arzobispo de Calcuta, Henry Sebastian D'Souza, dijo que ordenó a un sacerdote llevar a cabo un exorcismo en la Madre Teresa con su permiso cuando fue hospitalizada por problemas cardíacos (porque pensaba que ella podía haber sido atacada por el diablo). En los últimos años de su vida debió someterse a diez internaciones y cuatro operaciones de corazón.

El 13 de marzo de 1997 renunció a su cargo de guía de las Hermanas tras 47 años al frente de ésta, por lo que fue reemplazada por Sor Nirmala. Mantuvo una buena relación con Lady Di, quien le confesó su admiración el 18 de junio de 1997, cuando visitaron ambas un sidario. Meses antes de su muerte se había vuelto a reencontrar con Juan Pablo II, y una semana antes de su deceso viajó a Santo Tomás, Calcuta.

El 5 de septiembre de 1997 por la mañana amaneció con un dolor de espalda agudo. Después de desayunar, ella hizo su trabajo diario: firmó cartas y contestó llamadas telefónicas. Luego su dolor se agravó y comenzó a tener problemas respiratorios, por lo que las Hermanas pensaron que podría ser otro ataque al corazón. Continuamente se realizaron oraciones y se le aplicó la Unción de los enfermos, pero finalmente falleció alrededor de las 8 h a los 87 años de un paro cardíaco.

El Vaticano expresó que el Papa Juan Pablo II fue notificado rápidamente de la muerte de la religiosa y de inmediato oró por ella. Él planeó celebrar una misa en su memoria el sábado siguiente en Castelgandolfo, donde se hallaba su residencia de verano, a las afueras de Roma.

El vocero del Vaticano, el reverendo Ciro Benedettini, comentó que la muerte de la Madre Teresa «conmovió su corazón muy profundamente porque el Sumo Pontífice valoraba la dedicación de la religiosa a los pobres». El domingo después de su funeral, el Papa «alentó» al mundo a continuar con su obra de bien y dijo que la Madre Teresa «alumbró una llama de amor, que sus hermanas y hermanos deben continuar alimentando ahora. El mundo tiene tanta necesidad de esta llama...aprendió a ver la cara de Dios en el rostro de todo ser humano. Es preciso que hombres y mujeres, en todas partes, continúen su obra. Los pobres están siempre con nosotros...Deben figurar en el centro de nuestras preocupaciones personales, de nuestra acción política, de nuestros votos religiosos.»

Funeral de Estado
Velatorio e inicio de la ceremonia
El 8 de septiembre, su cuerpo fue instalado para su velatorio en la Iglesia de Santo Tomás, en Calcuta. Miles de personas asistieron e incluso, aguardaron aproximadamente diez horas para ingresar. Allí se realizaron oraciones y se otorgaron ofrendas florales.

El 13 de septiembre se llevó a cabo el Funeral de Estado. A las 10 h ingresaron cardenales y obispos al estadio cubierto Netaji, seguidos de la guardia de honor que portaba un ataúd blanco en el cual se hallaban los restos embalsamados de la Madre Teresa. El lugar estaba ocupado por la sobrina de la religiosa, algunas Hermanas, dignatarios extranjeros, los representantes de la Santa Sede, las autoridades del ejército de la India, funcionarios locales y demás políticos.

La ceremonia se inició con una melodía interpretada por 200 Hermanas y un discurso de agradecimiento por parte del arzobispo de Calcuta. Luego se llevó a cabo una misa de cuerpo presente y se realizaron lecturas en diversos idiomas, como el bengalí, indostaní e inglés. Al mediodía, al salir del lugar, el féretro fue transportado en el mismo carruaje en que fueron llevados los restos de Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru. Durante una hora, el carruaje (rodeado por una multitud) recorrió gran parte de la ciudad, atravesando los jardines del Maiden y el memorial a la reina Victoria.

Sepultura
Al arribar a la casa principal de la congregación de la misionera, un centenar de soldados descendieron sus armas en señal de respeto y al final, se ejecutaron gaitas y se hicieron disparos al aire, tal cual lo indica el protocolo de un Funeral de Estado.

Luego, fue inhumada en la planta baja de la sede central de la congregación y se realizó una íntima ceremonia, en la cual estuvo presente Agi Bojaxhiu, sobrina de la Madre Teresa. Su funeral fue anunciado por todos los medios mundiales.

Personalidades que asistieron
Mientras que los mandatarios occidentales vestían de negro, los funcionarios indios llevaban el tradicional atuendo blanco, como lo establece la tradición funeraria hindú. Al finalizar la misa y el discurso de agradecimiento de la hermana Nirmala, los visitantes depositaron las ofrendas junto al cuerpo de la Madre. De este homenaje participaron la reina Sofía de Grecia y sus pares de Jordania y Bélgica y los presidentes de Albania, Italia y Ghana.

Erman González, embajador argentino en Italia, depositó una corona de flores. A la salida, comentó que venía a expresar el «dolor del pueblo argentino por el lamentable deceso de la Madre Teresa». En los últimos momentos de la celebración, arribó Hillary Clinton.

Beatificación
Luego de su muerte, la Santa Sede consideró que se podría iniciar un proceso de beatificación. Para el tercer paso, la canonización, el Papa declararía que es una persona digna de culto universal, pero para ello se debe comprobar un segundo milagro. En 1998 se comprobó que por intercesión de la Madre Teresa se sanó de manera inexplicable a Mónica Besra, una mujer que padecía un tumor maligno en el abdomen. Ella, madre de cinco hijos, contó que en Roma que fue acogida por las Misioneras de la Caridad tras haber sido desahuciada por los médicos.

Una de las Hermanas le colocó sobre el abdomen una imagen de la Virgen María, que había permanecido sobre la túnica de la Madre Teresa durante la celebración de los Premios Nobel. La sanación de aquella mujer ocurrió el 5 de septiembre de 1998, exactamente un año después del deceso de la misionera.

Distintos médicos indios, la Asociación de Ciencias y Racionalismo de la India e incluso el marido de la propia Besra pusieron en duda su curación milagrosa, asegurando que la mujer se salvó sólo gracias a la medicina que debió tomar durante nueve meses.

El proceso de beatificación de la Madre comenzó dos años después de su muerte gracias a una dispensa papal para no tener que esperar a que transcurrieran cinco años desde su deceso, como establece el Derecho Canónico.

El Vaticano citó a Christopher Hitchens para que demuestre algún testimonio que pudiera estar en contra o interrumpir el proceso de beatificación. Allí, aclaró que ella «no trabajaba por los pobres, sino que lo hacía por Cristo y por la Iglesia y que su objetivo era ampliar la cantidad de católicos». La Congregación para las Causas de los Santos se encargó de investigar lo dicho, pero su declaración fue rechazada y negada.

El domingo 19 de octubre de 2003 a las 10:15 h, mientras se encontraban presentes más de 300.000 personas en la plaza de San Pedro y en la calle, fue proclamada Beata por el Papa Juan Pablo II. A la celebración asistieron medio millar de las Misioneras de la Caridad, 150 cardenales y 400 obispos.

La proclamación se produjo después de que el arzobispo de Calcuta, Lucas Sirkar, solicitara al Sumo Pontífice que leyera una breve biografía de la monja albanesa. El Papa también declaró que todos los 5 de septiembre se celebraría la festividad de la Madre Teresa. Luego del hecho, se le regaló una reliquia de la misionera y un grupo hindú protagonizó una danza.

Legado
Homenajes

Fue homenajeada designándole su nombre a diversas iglesias, organizaciones, plazas, escuelas, fundaciones, entre otras. El 30 de agosto de 2009 se nombró Mother Teresa Way a una calle del barrio de Bronx. Ese tramo forma parte de la avenida Lydig y se logró su designación luego de que la Sociedad Albanesa de Estados Unidos insistiera durante 16 años para que la ciudad accediera a dedicar una vía a la Madre Teresa.

En Skopje se inauguró un museo, que cuenta con una variada cantidad de objetos y pertenencias de la religiosa. En una sala de ahí se halla una réplica de su vivienda natal realizada por el artista Vojo Georgievski. También posee un parque conmemorativo con su nombre. En marzo de 1998 se aplicó una placa a su residencia natal, que dice: «Aquí está la vivienda en la que el 26 de agosto de 1910 nació Agnes Gonxha Bojaxhiu, la Madre Teresa.»

Un aeropuerto de Tirana, en la capital de Albania, fue nombrado en 2001 como Aeropuerto Internacional de Tirana Madre Teresa; por su parte, el hospital más importante de aquella región también lleva su nombre al igual que una de las principales calles de Kosovo. En 1998 la compañía Comunicaciones León compiló y publicó un álbum-tributo musical llamado «Madre Teresa, vamos a ti», del que participaron cantantes como José Feliciano, Walt Whitman y el grupo Alma de los Niños de Chicago. Fue producido por el escocés Dave Kelly, quien a su vez escribió e interpretó el tema principal.

En Argentina, se entrega el Premio Madre Teresa con el objetivo de «promover valores en la sociedad generando en la comunidad, en especial entre los jóvenes y adolescentes, alicientes y modelos a seguir e imitar; para su crecimiento humano y espiritual». La primera entrega se realizó en 2000 y la confeccionista de ellos es Marta Grimaldi. En 2010, en ocasión por su centenario, se presentó un tren en la India que lleva su nombre; también se hicieron otras celebraciones el 4 de diciembre en Chennai y demás lugares.

En cine, televisión y literatura
La película y el libro Algo bello para Dios, de 1969 y 1972 respectivamente, están basados en ella. En 1997 un festival de arte cinematográfico premió al filme Madre Teresa: en el nombre de los pobres de Dios, protagonizada por Geraldine Chaplin. Una miniserie italiana de 2003, Madre Teresa de Calcuta, fue relanzada en 2007 y recibió un premio CAMIE.

A lo largo de su vida se han publicado diversos libros basados en la misionera, como La Madre Teresa: su vida y su obra, de Edward Le Joly; Madre Teresa: historia de la madre de los pobres, de 2003; La Madre Teresa: biografía, escrita por Roberto Mares; entre otros.

Gibson A. Ortega S.
CRF

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